La devoción en estos días parece más
una forma de pasar el tiempo que el
camino real hacia la mansión eterna
de la Divinidad. No necesitan mucho
esfuerzo para hacer crecer la hierba.
Pero para levantar una cosecha útil
tienen que trabajar arduamente. Del
mismo modo, no es un gran logro ex-
perimentar los placeres triviales y
transitorios de la existencia munda-
na; es como hacer crecer la hierba.
Deben esforzarse por cultivar la bie-
naventuranza nectarina y duradera
del Amor Divino. Los que aspiran a
tal amor no son fáciles de encontrar.
Todos parecen devotos. Pero el que
ha experimentado el Principio Divino
no va tras los placeres sensuales.
-BABA
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