Una vez, un comerciante fue llevado ante el juez
por vender ghee (mantequilla clarificada) adulte-
rado. Se emitió sentencia, y como castigo se le
impuso que consumiera el total del ghee en mal
estado, o que recibiera 20 latigazos, o pagara u-
na multa de cien monedas de oro. Él prefirió el
ghee, y comenzó a beber un poco de él, pero ha-
llando insoportable el olor, pasó a elegir las ti-
ras. Recibió unas cuantas, pero no pudo sopor-
tar más. De modo que finalmente rogó al ma-
gistrado que le dejara con la multa, y pagó la
deuda. Si hubiera optado inicialmente por es-
to, se hubiera evitado la bebida desagradable
y el torturante dolor. Al vacilar en su decisión
tuvo que probar el mal trago y los golpes. Así
también, muchas personas no optan por Dios
al principio, cuando el pesar les supera. No re-
conocen aquello que es inevitable; pero en al-
gún momento llegan a Dios, tarde o temprano.
Haz tus elecciones con sabiduría.
-BABA
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