Con el Nombre del Señor como tu aliento
vital mismo, involúcrate en todas las ac-
tividades de la vida, sin temor a caer.
Cuando la mente desposa a las activida-
des mundanas (pravriti), la progenie es
la esclavitud; cuando desposa a la re-
nunciación espiritual (nivriti), la proge-
nie es la libertad. Nivriti confiere intre-
pidez y otorga fuerza y coraje, pues es
el deseo el que debilita al ser humano y
nos acobarda. El desapego te dota de au-
toestima y capacidad para desafiar difa-
mación y calumnias. Los hay que lloran
ante el menor signo de derrota o decep-
ción. Esto es un comportamiento despre-
ciable. Estando el Señor instalado en el
altar de tu corazón, ¿por qué sentirías
miedo o pena? ¿No sabes acaso que Él es-
tá aquí, protegiéndote y guiándote? Él es-
tá en todos los seres, siempre. Recuerda
este hecho, estés donde estés, y hagas lo
que hagas. Con que tan sólo no abandones
la recitación de Su Nombre, triunfarás.
-BABA
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