Todo lo que Yo puedo decirles acerca
de las disciplinas espirituales ha sido
dicho antes, muchas veces; la capaci-
dad humana, su naturaleza y talentos,
son posesiones antiguas, y por lo tan-
to, el consejo sobre cómo usarlas es
también antiguo. Lo único nuevo es
la dirección en que esos talentos son
malgastados, y la manera en que ha-
cemos trampas a nuestra propia natu-
raleza. El ser humano es esencialmen-
te un animal dotado de viveka (discer-
nimiento). Es por eso que no nos con-
formamos con la satisfacción de las
necesidades meramente animales.
Sentimos cierto vacío, cierto profun-
do descontento y cierta sed no sacia-
da, pues el ser humano es hijo de la
inmortalidad, y por eso siente que la
muerte no es, ni debe ser, el fin. Es-
te viveka urge al ser humano a descu-
brir respuestas para los problemas que
le acosan: "¿De dónde vine, adónde
voy, cuál es el fin del viaje?" Para ha-
llar respuestas a estas preguntas, hay
que mantener el intelecto (Buddhi)
agudo y claro.
-BABA
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