A decir verdad, los campesinos son santos,
porque se doblan bajo el peso del servicio
que llevan a cabo. Con sus manos alzadas
en oración, trabajan día y noche, convir-
tiendo la tierra y el polvo en nutritivas co-
sechas de granos, para que todos se ali-
menten de ellas. De la misma manera, el
Señor estará muy complacido con la cose-
cha de las virtudes, pues en verdad ellas
mantienen al mundo. Embárcate desde hoy
mismo en esta sacra tarea, y haz que los
frutos de tus esfuerzos sean muy sagrados.
La preocupación y el sufrimiento existirán
siempre; alguna cosa del pasado, presente
o futuro te molestará, ya sea que estés des-
pierto o dormido. No abandones tus debe-
res mundanos, sino más bien hazlos con el
Nombre del Señor en tus labios, invitando a
la Gracia de Dios con gratitud. Entonces la
preocupación y el sufrimiento se desvanece-
rán, y tendrás paz. Tampoco te enredes en
los asuntos de los demás, quedando tan en-
vuelto que no puedas liberarte.
-BABA
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