Endereza tus hábitos, purifica tu conducta y lim-
pia tu comportamiento. Un sólo mal hábito pue-
de destruir toda tu salud, felicidad, encanto y
alegría. Contrólate, y no cedas a las tentacio-
nes de amigos o convenciones sociales, para no
ser presa de los malos hábitos. El cuerpo es el
templo del Señor. Mantenlo fuerte y en buenas
condiciones. También ten presente que puede
ser dañado por las cualidades de la ira, el odio
y la codicia, o por las de la pereza, el sueño y
la inactividad. Cuando te enojes o te pongas
violento con alguien, repite en silencio el Nom-
bre del Señor, para que te salve de tu ira. Be-
be un vaso de agua fría, o reposa en la cama
hasta que el ataque de furia haya pasado.
Cuando estás enojado, maltratas a otro, y la
otra persona hace lo mismo, de modo que los
ánimos se caldean y se generan emociones in-
tensas que provocan daños duraderos. Cinco
minutos de ira pueden dañar a cinco genera-
ciones de relaciones, de modo que ten cuidado.
-BABA
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