Cuando se sienten indefensas, las personas
claman a Dios, lamentándose: "Oh Dios, ¿por
qué me expones a tal sufrimiento, ansiedad
y preocupación, y me pruebas de esta ma-
nera?" Dios no nos da ningún placer o dolor.
Cualquier situación por la que estén atrave-
sando es su propia creación. Dios es sólo el
cartero: Él les entrega todos los envíos diri-
gidos a ustedes. El cartero no tiene nada que
ver con los efectos que les causan los conte-
nidos. De la misma manera, todo lo que ex-
perimentan es el resultado de sus propias
acciones; no es Dios el dador. Hay algo fun-
damental sobre el placer y el dolor. Somos
nosotros los que hemos merecido esa expe-
riencia en base a nuestras acciones realiza-
das, ya sea en esta vida o en la anterior. En
tiempos difíciles, oren a Dios de forma de-
sinteresada, con un corazón sagrado y puro,
para que su "Gracia Especial" les proteja y
les ayude.
-BABA