Algunos preguntan: "Si pasamos todo el
tiempo orando a Dios, ¿quién hará nues-
tras tareas? ¿Cómo podremos mantener
a nuestras familias?" Les enseñaré una
manera muy fácil: hagan su trabajo pen-
sando que el trabajo también pertenece
a Dios. No fijen su mente en la tarea,
pensando "es mi trabajo". Piensen que
todas las acciones que hacen, las hacen
para Dios. Ofrézcanlo todo a Sus Pies.
Crean, y díganselo a ustedes mismos,
"todo lo que hago lo hago por amor a
Dios". Entonces no será necesario que
abandonen nada. Encaren los exámenes
y hagan su trabajo, en un espíritu de
total devoción y dedicación. Cuando
hagan todo su trabajo como trabajo de
Dios, tendrán la recompensa corres-
pondiente. Nunca piensen "éste es mi
trabajo, y ése es el trabajo de Dios";
este criterio los privará de sus mereci-
das recompensas. Dense cuenta de que
todo es trabajo de Dios.
-BABA
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