Si arrojas una piedra a una charca se
origina una pequeña onda, que se es-
parce hasta los límites de la charca.
Puede que lo veas o no, pero la onda
se inicia exactamente en el punto en
que la piedra toca el agua. De la mis-
ma manera, en el lago de tu mente,
cuando arrojas la piedra de un pensa-
miento, comienzan a difundirse ondas
de pensamiento por todo el cuerpo.
Esas ondas se reflejan en tus ojos, ce-
rebro, oídos y corazón, y también en
tus manos y piernas. Por eso debes te-
ner mucho cuidado con el tipo de pen-
samientos que permites que impreg-
nen tu personalidad. Cuando tienes
pensamientos puros, todos tus senti-
dos serán purificados por ellos. Sin
embargo, si tienes malos pensamien-
tos tus sentidos se verán pervertidos,
y esto rápidamente se extenderá a
tus ojos, corazón, manos y cerebro.
Ten siempre buenos pensamientos.
Si lo haces, tus sentidos y acciones
serán purificados.
-BABA
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