Las personas practican diversas formas
de adoración y ritual, siguiendo su tra-
dición familiar y su cultura. Sin embar-
go, no se transforman ni siquiera un po-
co, a pesar de los meses y años de prác-
tica espiritual. Frustradas, cambian el
nombre que cantan, porque están can-
sadas de esperar los resultados. A ve-
ces las personas cambian no sólo el
nombre que cantan, sino también su
religión. Sepan claramente que no se
puede alcanzar la gracia de Dios con
sólo cambiar el nombre o la religión.
Deben transformarse ustedes mismos.
El perro de la casa reconoce a su amo,
sin esperar si éste viste traje de gim-
nasia, uniforme o atuendo de gala.
No tiene dudas acerca de su amo, in-
dependientemente de la ropa que él
vista. Así también, ustedes no pueden
convencer a Dios con sólo cambiar de
apariencia exterior. Tienen que adqui-
rir las virtudes, y conducirse con recti-
tud. Sólo quien transforma su mente
complace al Señor, y alcanza la Divi-
nidad. -BABA
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