El camino a Dios es difícil, pero pueden ganar.
Dejen que Dios haga lo que quiera. Entréguen-
se a Él y digan: "¡No he traido nada conmigo!
Lo que me has dado, Te lo ofrezco de nuevo a
Ti." Pueden pensar que sus padres les dieron
el cuerpo. ¿Quién puso la vida en su cuerpo?
¿Quién hace que su corazón lata incesante-
mente? Pueden alimentar el cuerpo con co-
mida sabrosa, pero ¿quién digiere todos los
alimentos que comen? ¿Quién es la fuerza im-
pulsora detrás de la circulación de la sangre?
Dios mismo regula cada uno de los actos den-
tro de todo ser viviente. El ojo, que no tiene
ni siquiera una pulgada de largo, puede perci-
bir claramente las estrellas, muy lejos, en el
cielo. ¿Quién dio a estos pequeños ojos tal
fuerza y poder? Sólo Dios es el que les ha con-
ferido y les confiere todo. Con su pequeño e-
go, se confunden creyendo que son los hace-
dores. Ésta es la mayor ignorancia. Acepten
todo lo que Él les dé; es para su bien superior.
-BABA
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