La mente es el viento que nos trae el olor,
fétido o fragante, del mundo. Cuando la
mente se vuelve hacia lo fétido, te dis-
gustas. Cuando se vuelve hacia lo fragan-
te, estás feliz. El viento reúne las nubes
desde los cuatro puntos cardinales; de la
misma manera, la mente trae a tu con-
ciencia las decepciones de muchas espe-
ranzas. Nuevamente es la mente la que,
como el viento, disipa las nubes que la os-
curecen, o la hace sentir perdida en la no-
che de la duda. Controla tu mente, y es-
tarás en paz. Para obtener esta ecuanimi-
dad, no tienes que hacer lecturas, sino un
sistemático sadhana (esfuerzo espiritual).
Entonces estarás siempre feliz, ya seas ri-
co o pobre, apreciado o despreciado, prós-
pero o infortunado. Ingresar a la arena de
la vida sin ecuanimidad es como navegar
en un mar azotado por la tormenta, en un
minúsculo bote sin timón. Por eso, empren-
de ahora mismo el camino de la disciplina
espiritual. -BABA
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