No puede haber alegría en un corazón seco y
estéril. Sólo el amor divino puede adecuar
un corazón seco para que brote el retoño de
la alegría. El amor divino está libre de inte-
rés personal. Sólo es sagrado y divino aquel
amor que se basa en el completo olvido de
uno mismo, y sólo se interesa en anhelar a
Dios. Sólo cuando brille en tu corazón ese
precioso diamante del amor, podrás tener
pensamientos sagrados y divinos. En la an-
tigüedad, los sabios vivían en la selva entre
animales salvajes, llevando a cabo austeri-
dades. ¿Cómo podían vivir en paz entre e-
sos animales? Al estar llenos de amor divi-
no, también transmitían ese amor a las
bestias salvajes. No tenían ningún arma
letal; sólo el arma del amor, que trans-
formaba incluso la naturaleza de los ani-
males salvajes. Por lo tanto, llenen sus
corazones de amor.
-BABA
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