La alegría y el pesar son como el día y
la noche: hay que soportarlas y pasar
por ellas. No aparecen y desaparecen
a voluntad. Ambas están relacionadas
con lo físico o material, el cuerpo; no
afectan al alma. Quedas liberado en el
momento en que trasciendes la alegría
y el pesar. ¿Qué hay en la vida que sea
digno de sufrir? ¿Sufriste cuando tu cuer-
po cambió? El niño desaparece en el mu-
chacho, el muchacho en el joven, el jo-
ven se pierde en el hombre maduro,
quien a su vez se pierde en el anciano.
Nunca te lamentas por estos cambios
que afectan al cuerpo; entonces, ¿por-
qué lo haces cuando el cuerpo se pierde
en la muerte? Cualquiera sea el cambio
que pueda sufrir el cuerpo, el Atma, el
esplendor de la auténtica Sabiduría, si-
gue siendo inmortal. Estar establecido
inconmoviblemente en este conocimien-
to es el signo del sabio, del Jnani.
-BABA
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