Llenas tus días con trabajo incesante, in-
merso en perpetua ansiedad y preocupa-
ción; estás indescriptiblemente ocupado,
sin tiempo para contemplar en silencio la
obra de Dios. Te acosan extraños e inex-
plicables recelos, y corres de aquí para a-
llá tras vanas comodidades, cegado por el
odio y la codicia. Atrapado en estas fati-
gas y confusiones, a veces se te escapa el
conocimiento de la tabla de salvación: el
disciplinar la mente. Comienza esta dis-
ciplina espiritual lo más temprano posible
en la vida; no la pospongas más. Porque
nadie sabe cuándo la duración de la vida
llegará a su fin. Reflexiona sobre esto.
Llama y se abrirán las puertas de la Gra-
cia. Abre la puerta, y los rayos del sol que
esperan afuera fluirán silenciosamente,
inundando tu habitación de amor y luz.
-BABA
No hay comentarios:
Publicar un comentario