Mediante la moderación y la modulación de
los hábitos de comida y bebida, podemos
sentar los cimientos de una vida espiritual.
Debes preferir los alimentos sátvicos (puros
y vegetarianos) a los rajásicos. Al beber be-
bidas embriagantes, perdemos el control de
nuestras emociones, pasiones, impulsos, ins-
tintos, habla y movimientos; y llegamos a
descender al nivel de una bestia. Al ingerir
carne desarrollamos tendencias violentas, y
enfermedades de los animales. La mente se
vuelve intratable cuando nos permitimos el
consumo de alimentos rajásicos. Es difícil
remodelar a la mente, si nos deleitamos con
tales alimentos. Para residir en Dios, tene-
mos que estar atentos al alimento y la bebida
consumida por ambos: el cuerpo y la mente.
-BABA
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