Las Escrituras señalan los medios para obtener
alegría perenne, pero la gente es atraída a pro-
curarse alegrías nebulosas y efímeros placeres,
cargados de maldad y perjuicios. Tratan de
extraer agua con un recipiente lleno de aguje-
ros. Los sentidos dejan escapar la alegría que
se extrae. Los sentidos son sirvientes salvajes
e incultos, dictando condiciones a su amo, la
mente. La mente debe ser puesta bajo tu con-
trol. Entonces los sirvientes se someterán a
tus pies. La mente es el monarca; los senti-
dos son los soldados. Ahora los soldados es-
tán mandando al rey, porque él les preste oí-
dos, en vez de hacerlo con el intelecto, que
es el primer ministro. Que tu intelecto se
haga cargo. La luz del sol (tu alma) está obs-
truida por las espesas nubes del deseo de ob-
jetos sensoriales y placeres objetivos. Que
el fuerte viento del arrepentimiento y la re-
solución disipe las nubes, y así el Atma po-
drá resplandecer brillantemente.
-BABA
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