Una vez un comerciante preguntó a un marino
cómo habían llegado a su fin su abuelo y su
padre. Parece que ambos habían muerto en
el mar. Entonces el comerciante le preguntó
al marino si no tenía miedo de hacerse a la
mar. El marino preguntó entonces al comer-
ciante dónde habían muerto sus ancestros.
La respuesta fue que todos habían muerto en
la cama. Ahora el marino le preguntó al co-
merciante cómo no tenía él miedo de irse a
la cama. La vida de cada uno debe llegar a
su fin en alguna parte, de algún modo; pero
sólo los sabios logran la Visión Divina antes
del fin. Si tienes dentro de ti la fuente fres-
ca de la devoción, los fuegos de la ansiedad
no te podrán dañar. Entonces, cada visita
de la calamidad adquirirá un nuevo signifi-
cado, como un signo de la Gracia, para en-
durecerte y fortalecerte, y volverte como un
tronco bien asentado, para Su propósito. Sé
un instrumento en las manos de Dios; que Él
te use para el propósito que Él prefiera.
-BABA
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