Ninguna manifestación de Dios necesita
publicidad. ¿Qué sabes tú de Dios? ¿Es tu
fe inconmovible? Le alabas cuando las
cosas andan bien, y Le culpas cuando an-
dan mal. Aún antes de que tu devoción
madure, procuras liderar a los demás, y
planeas subscripciones y asociaciones;
todo esto es mera exhibición, y produce
más pérdida espiritual que ganancia.
Cuando comienzas a hacer publicidad
desciendes al nivel de aquellos que com-
piten en la acumulación de clientela,
menospreciando a los demás y elogián-
dose a sí mismos. Recuerda: cuando el
dinero es calculado, recolectado y ex-
hibido para demostrar logros propios,
Dios no está presente. Dios sólo viene
cuando se valoran la sinceridad, la fe
y la entrega. Canta, anhelándole a Él.
Las horas que se hayan pasado gritan-
do, no cuentan; un momento de ple-
garia concentrada desde el corazón es
suficiente para derretir y conmover a
Dios. -BABA