El arrepentimiento salva de la perdición incluso
a los pecadores. Ninguna ceremonia de expia-
ción es tan efectiva como el arrepentimiento
sincero. Puede que el tendero a veces despa-
che de menos, pero nunca acepta menos dine-
ro; la cuenta debe ser saldada por completo.
Págala con arrepentimiento. No puedes enga-
ñar al Señor faltando a la sinceridad. A menos
que te corrijas, mediante el desapego y el sa-
crificio, no podrás alcanzar a Dios. El Señor pue-
de ser entendido sólo si te aproximas a Él, cul-
tivas el apego hacia Él, tienes una invariable
lealtad hacia Él y tienes una fe total en Él. Le
entenderás fácilmente, cuando sientas que no
eres más que el instrumento, y que Él decide
cada pequeño movimiento, en todas partes.
Abandona por completo el egoísmo, y cultiva
la fe. Entonces, con toda seguridad, podrás
verle. -BABA
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