Dios no tiene deseos ni necesidades. Él no
confiere ni retiene. Él es el eterno testigo.
Repitiendo esto en un lenguaje que les re-
sulte comprensible, diría que Él es como el
cartero que no se interesa por el contenido
de las cartas que entrega a los destinata-
rios. Una carta puede comunicar victoria,
otra derrota. Ustedes reciben aquello por
lo que han trabajado. Actúen bien y reci-
ban bien a cambio. Sean malos y acepten
el mal que retornará a ustedes. Ésa es la
ley y en verdad no hay ayuda ni impedi-
mentos. -BABA
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