A veces puedes sentirte un pecador y
esencialmente malvado. Pero si alguien
pensara lo mismo, y te dijera "¡Hola,
pecador!" te molestarías. ¿Por qué?
Porque tu verdadera naturaleza es la
pureza, la paz y la alegría. Eres divi-
no. ¡Eres una manifestación de Dios!
Tu mente, intelecto, memoria, ego y
sentidos (Manas, Buddhi, Chita, Aham-
kara e Indriyas) son como los ladrillos,
barras de hierro, cemento y madera
que entran en la construcción de una
casa, para que en ella viva tu alma.
Ellos no son tú; el verdadero tú es el
Alma Divina (Atma). Esto lo podrás
apreciar de verdad mediante la medi-
tación constante, el andar en buena
compañía, escuchando charlas de los
que han logrado la autorrealización, y
siguiendo ciertas prescripciones sobre
la disciplina. Es por ello por lo que
pongo tanto énfasis en la disciplina.
-BABA
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