Así como un pez sólo puede vivir
inmerso en el agua, sintiendo ese
elemento a su alrededor, así tam-
bién el hombre es un ser que sólo
puede vivir inmerso en ananda
(bienaventuranza); debemos tener
ananda no sólo en casa, la socie-
dad o el mundo, sino sobre todo en
el corazón. De hecho, el ananda
del corazón produce ananda en de-
rredor; el corazón es la fuente de
alegría. Esa fuente debe ser toca-
da mediante la meditación cons-
tante, la recitación y la intermi-
tente permanencia en la gloria,
la gracia y las inagotables mani-
festaciones del Señor; es decir,
smarana, chetana y manana.
Aférrate a la meta; el devoto
nunca debe volverse atrás. Nun-
ca des cabida a la duda ni a la
desesperación.
-BABA
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