Los Avatara Purushas (advenimientos divinos), a
diferencia de los mortales comunes, no tienen mé-
rito ni demérito acumulados en nacimientos pre-
vios. No tienen balances que pagar en un nuevo
nacimiento. Lo suyo es un Lila (juego divino), un
nacimiento asumido. La bondad de los buenos y
la maldad de los malos proveen razones para un
Avatar del Señor. Como resultado del advenimien-
to del Señor, los buenos serán felices y los malos
sufrirán. El Avatar, sin embargo, no tiene alegría
ni pesar, aún estando envuelto en el cuerpo que
ha asumido. El Avatar no está constituido por los
cinco elementos; es chinmaya, no mrinmaya - es-
piritual, no material; no puede ser molestado ni
por el egoísmo y por el sentimiento de lo 'mío' y
lo 'tuyo'; no es tocado por la ilusión nacida de la
ignorancia. A pesar de que los seres humanos pue-
den considerar erróneamente a un Avatar como
simplemente humano, esto no afecta a la natura-
leza del Avatar. Un Avatar viene para una tarea,
y está siempre sujeto a su cumplimiento.
-BABA
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