El Karma en sí no tiene ninguna capacidad
de sujetarnos; es la vanidad de 'yo soy el
hacedor' lo que produce el apego y la suje-
ción. También el deseo hacia el fruto de la
acción produce sujeción. Por ejemplo: el
cero adquiere valor sólo cuando se asocia
con un dígito. El Karma es cero; cuando la
sensación de ser 'el hacedor' se asocia con
el Karma, hace crecer la sujeción. En con-
secuencia, abandonen el sentido del 'yo', y
el Karma que hagan nunca les causará da-
ño. El Karma efectuado sin deseo por sus
frutos no produce impulsos; es decir, que
no habrá siquiera el impulso de nacer. Los
aspirantes espirituales del pasado efectua-
ban Karma con este elevado ideal en vista.
Nunca tenían la sensación de ser los ´hace-
dores' ni 'los que disfrutan de los frutos' de
acto alguno. El Señor hizo, el Señor dio el
fruto y el Señor disfrutó del fruto: -tal era
su convicción. También ustedes deben
cultivar esta fe.
-BABA
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