No se molesten por las calamidades; más bien
tómenlas como actos de la Gracia. Si alguien
pierde una mano en un accidente, esa persona
debe creer que la Gracia del Señor le ha salva-
do la vida. Cuando ustedes se convenzan de
que nada puede suceder sin que Él lo determi-
ne, se darán cuenta de que todo lo que ocurre
en sus vidas tiene un valor añadido. Ustedes
pueden estar descuidando una enredadera en
el patio, pero si pasara por allí un sabio y les
dijera que se trata de un raro antídoto que
puede curarles de la mordedura de serpiente,
ustedes instalarán una cerca alrededor de la
planta, e impedirán que los niños le arran-
quen hojas por diversión, ¿verdad? Compren-
dan cabalmente que el Señor es la causa y
la fuente de todo. Y con este conocimiento
traten a todos de manera humilde y reve-
rente. Éste es el camino que les conducirá
rápidamente a la meta.
-BABA
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