El cuerpo está sujeto a la destrucción, tarde
o temprano. Todos saben esto. Sin embargo,
todos temen a la muerte; nadie está ansioso
de enfrentar el último momento. Todo lo que
nace tiene que morir algún día; la muerte es
inevitable e ineludible. Para abrir la llave de
esta paradójica experiencia, pregúntense es-
to: ¿qué es lo que se enfrenta a la muerte?
¿Qué es lo que se va y qué es lo que queda?
La respuesta: es el cuerpo lo que muere y
cae. Lo que no perece es el Atma. Se en-
gañan si piensan que es el Atma o son 'us-
tedes' los que mueren; eso es incorrecto.
El Atma (el Ser Interior) no tiene nada que
ver con la muerte ni con el nacimiento. Es
eterno, verdadero y puro. Dénse cuenta, y
recuerden que ustedes son el Atma eterno,
verdadero y puro - no son el cuerpo.
-BABA
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