Deben ensanchar sus corazones, para que
puedan llenarse del amor que todo lo a-
barca. Sólo entonces podrá experimen-
tarse el sentimiento de unidad espiritual
de toda la humanidad. De este sentimien-
to de unidad nacerá el amor a Dios. Este
amor generará en el corazón la pura bie-
naventuranza, que es ilimitada, indescrip-
tible y eterna. Para todas las formas de
dicha, la fuente es el amor. Un corazón
sin amor es como una tierra yerma. Fo-
menten en sus corazones el amor, y redi-
man sus vidas. Cualquiera que sea su eru-
dición o riqueza, de nada valen sin amor.
Siembren la semilla del amor en sus cora-
zones, y a su debido tiempo crecerá has-
ta ser un gran árbol. Dios es uno solo. No
abriguen diferencias de religión, credo o
casta. Lleven a cada hogar el mensaje de
unidad. ¡Encarnaciones del amor! Consi-
deren al amor como su aliento vital, y co-
mo el único propósito de su existencia.
-BABA
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