Así como un niño tiene derecho a disfrutar
de la leche de su madre, no puede haber
objeción alguna a que el ser humano dis-
frute de los recursos de la naturaleza. Pe-
ro como resultado de los deseos descon-
trolados y la temeraria explotación de los
recursos naturales, la naturaleza está ex-
hibiendo aterradores transtornos. Las ca-
lamidades naturales, como terremotos, e-
rupciones volcánicas, sequías e inundacio-
nes, son resultado de los trastornos en el
equilibrio de la naturaleza, causados por
esta imprudente explotación. Hoy en día
el hombre se parece a un tonto que con
un hacha corta la rama sobre la que está
sentado. Tienen que cultivar el sentido
de unidad espiritual. De esa unidad espi-
ritual crecerá el amor. El hombre de hoy
no reconoce este sentido de unidad. El
hombre no es solamente el cuerpo. Tiene
también la mente, el intelecto y el Espí-
ritu (Atma). Cuando se trastorna el equi-
librio entre estos componentes, la gente
se ve inmersa en problemas. Por el con-
trario, cuando hay equilibrio, florece la
auténtica humanidad.
-BABA
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