No consideres la oración y la meditación
(japam y dhyanam) como pasatiempo de
"bichos raros, cretinos y defectuosos".
Aférrate a ellas, porque sólo ellas pueden
salvarte de la ruina. Ofrece al Señor, no
flores obtenidas en la tienda a cambio de
unas monedas o rupias, sino las fragantes
flores de tus propias virtudes. Que las lá-
grimas de alegría sean el agua con que
buscas lavar los pies del Señor. Considera
que el Señor a quien adoras, ya sea Hanu-
man, Krishna o Jesús, abarca todas las
formas de la Divinidad. No argumentes
que otras formas son inferiores, y tu for-
ma más grande. Ten presente que toda
forma de la Divinidad es igualmente dul-
ce. -BABA
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