Los humanos son las entidades más devaluadas
hoy en día; todo lo demás ha elevado abrupta-
mente su valor. Las personas se consideran a sí
mismas baratas, al no conocer su propia gran-
deza y valor. Porque malgastan su tiempo en
actividades insignificantes y placeres mezqui-
nos, disminuyendo el respeto a sí mismos y da-
ñando su calibre físico y mental. No conocen
la alquimia mediante la cual todo fracaso o
decepción puede ser transmutada en una do-
rada posibilidad de entrega, y usada para edi-
ficar el baluarte de la devoción. Aprende có-
mo elevar el más pequeño acto tuyo hasta
que sea un medio de percibir la Gracia del
Señor. Las Escrituras declaran que esto pue-
de lograrse adorando al Señor mediante la
dedicación de nuestras tareas a Él.
-BABA
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