Si la mente está inmersa en la bienaventuranza,
el cuerpo no sufrirá enfermedades. El cuerpo
humano es el vehículo que tienes que usar para
alcanzar el estado de bienaventuranza; por eso
hay que mantenerlo fuerte y a salvo, para ese
noble propósito. Es un instrumento para el es-
fuerzo espiritual, que ha sido logrado mediante
el mérito de nacimientos previos. En todo mo-
mento el cuerpo avanza rápidamente hacia la
disolución; por eso, no hay que perder tiempo
en vanos emprendimientos. No te apegues al
cuerpo, trátalo como si fuera una herida, que
tiene que ser cubierta por vendajes (la ropa),
tratada con medicamentos (la comida) y tam-
bién lavada regularmente. Entonces podrás
librarte de ese apego excesivo; y esto es esen-
cial, porque sólo entonces podrás tener el au-
téntico impulso y la inspiración de servir a los
demás. -BABA
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