Tu naturaleza es divina; Dios es la substancia de
la cual tú eres simplemente otro nombre y otra
forma. Para darte cuenta de esto debes cultivar
el discernimiento entre lo eterno y lo siempre
cambiante. Debes saber que el Universo está
constantemente sujeto a cambio y modificación,
y que lo único invariable es el Señor. Practica
el desapego a los placeres de este mundo y del
otro, con la convicción de que están llenos de
pesares. Controla los sentidos y las incitaciones
sensoriales; exhibe fortaleza en medio del pe-
sar y del dolor, de la alegría y de la victoria.
Ten fe firme en el Maestro y en los Textos Sa-
grados, y en la persistente contemplación en
el Absoluto, no afectada por otras ondas de
pensamiento. Entonces lograrás tomar con-
ciencia de tu Auténtica Naturaleza.
-BABA
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