Debo condenar la ausencia de gratitud que hoy
impera entre la gente. Hoy las personas son
humildes y obedientes hasta que sus deseos
han sido satisfechos. Una vez que sus deseos
han sido satisfechos, a veces hasta tratan de
arruinar a la persona que les ayudó a realizar-
los. Este comportamiento no es propio de se-
res humanos. Debemos ser conscientes de los
beneficios obtenidos y estar ansiosos por sal-
dar la deuda, o al menos estar atentos a no
causar daño a la persona que nos ayudó mien-
tras estábamos en dificultades. Hoy, sin em-
bargo, con pompa y vanidad, las personas re-
velan que son ignorantes, llenas de egoísmo
y engreimiento. Corriendo tras la alegría mo-
mentánea, se exilian a sí mismas del Reino
de Dios. El valor del nacimiento humano ra-
dica en alcanzar la divinidad. Reflexionen
sobre esta singular fortuna del nacimiento
humano que les ha sido otorgado. Dediquen
sus días a los pensamientos acerca de Dios,
y a las ideas que elevan e inspiran. Den la
bienvenida a las oportunidades de expresar
gratitud, ensanchar sus corazones y profun-
dizar en su fe.
-BABA
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