Los deseos que se adhieren a la mente son
las manchas que ensucian nuestra concien-
cia interior. Controla los sentidos; no ce-
das a sus insistentes demandas de satisfac-
ción. Cuando un cadáver se coloca sobre
una pira y se prende fuego, tanto el cadá-
ver como la pira se reducen a cenizas. Así
también, cuando se niega a los sentidos,
también la mente desaparece. Cuando la
mente desaparece, la ilusión muere, y se
logra la Liberación. La fe en Dios es el
mejor refuerzo para la victoria espiritual.
Cuando te deleitas en la contemplación
del esplendor de Dios, nada material pue-
de atraerte; todo lo demás parecerá infe-
rior, y sólo te deleitarás en la compañía
de los devotos y los humildes. El Espíritu
sólo puede ser despertado y concienciado
a través de la disciplina individual y de la
Gracia de Dios. Ambos pueden ser obte-
nidos a través del amor, la pureza y el
servicio a los demás.
-BABA
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