Mediten en la flauta de Krishna, y la melodía
que ella suscitó en las venas de la humanidad,
los animales, los pájaros, las plantas, e inclu-
so en las colinas, los ríos y las rocas sobre las
dunas de arena. Contemplen también el supre-
mo amor de las Gopis y su entrega de todo - lo
burdo y lo sutil, el ego y el apego egoísta - a los
pies del Señor Supremo. Ellas no decían pala-
bra, excepto la plegaria; no daban un paso, ex-
cepto hacia Dios; ellas veían y oían sólo a Krish-
na en cada ser; todas sus palabras eran sobre Él
y para Él, sin importar quién estuviera presente
con ellas. El Señor Krishna llenó sus corazones,
y les transmutó en el más modesto grupo de de-
votos que el mundo haya visto jamás. Y sepan
que la afirmación del Señor "Yogakshemam Va-
hamyaham" (Yo me ocuparé del bienestar de
Mis devotos) no es una declaración vacía; es la
promesa del Señor, y Él es la encarnación misma
de la Verdad. -BABA
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