Hay algunas personas que siempre se conde-
nan a sí mismas y a sus vidas, y aspiran a que
la Gracia de Dios les salve. Piensan que jiva
(el individuo) y Deva (el Todopoderoso) son
dos entidades separadas que nunca se pue-
den fundir o unir. Esto no es cierto. El pe-
cado no es la auténtica naturaleza de los se-
res humanos. Ellos son repositorios de paz,
alegría, verdad y justicia, y son puros, bue-
nos, amorosos y sabios. Esfuérzate por ex-
presar, mediante tus acciones, la pureza
que eres. Esto complace al Señor, y Él de-
rramará Su Gracia. Ruega incluso por aque-
llos que expresan codicia u odio, simpatiza
con su ignorancia, y ora para que tus pasos
puedan dirigirse hacia la justicia y el amor.
Expande tu amor hacia un círculo lo más am-
plio posible. La oración tiene gran eficacia.
Cultiva la visión universal, y ruega por la paz
y felicidad de toda la humanidad, y de todas
las cosas animadas e inanimadas.
-BABA
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