Si tus pensamientos están centrados en el
cuerpo, tendrás preocupaciones acerca de
dolores y enfermedades, reales o imagina-
rias. Si están centrados en la riqueza, te
preocuparás por pérdidas y ganancias, im-
puestos y exenciones. Si vagan alrededor
de la fama, entonces estáras sujeto a su-
frir por los altibajos del escándalo, la ca-
lumnia y los celos. Por lo tanto, que tus
pensamientos se centren en el asiento del
poder y el amor, el cual merece una gus-
tosa sumisión: el Nombre del Señor. Que
todo tu ser se Le entregue. Entonces se-
rás feliz para siempre. Para los sabios de
la cultura védica, el Nombre del Señor era
la respiración misma; ellos vivían del sus-
tento que les proveía la contemplación de
la gloria del Señor. Dios es la encarnación
misma del Amor. A Él sólo se Le puede ga-
nar mediante el Amor.
-BABA
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