La vida de aquél que atiende
con esmero a los que acuden a él
nunca habrá de sufrir la dolorosa
experiencia de la pobreza.
La diosa de la riqueza habita en
el hogar hospitalario de aquellos
que reciben a sus huéspedes
con un rostro sonriente.
-Tirukkural, 9:83-84
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