Así, el alma se da cuenta de que la grandeza
únicamente existe en el espacio de aquello
que no es grandioso. En consecuencia, no
condena nunca aquello que no es grandioso,
sino que lo bendice, viendo en ello una par-
te de sí misma que debe existir para que la
otra parte de sí misma se manifieste.
La tarea del alma, por supuesto, consiste en
hacer que escojan la grandeza -que seleccio-
nen lo mejor de Quienes Son-, sin condenar
aquello que no seleccionan.
Se trata de una gran tarea, que requiere de
muchas vidas, puesto que están habituados
a aventurar juicios, a llamar a algo "equivo-
cado" o "malo" o "insuficiente", en lugar de
bendecir aquello que no eligen.
(extraído del libro "Conversaciones con Dios")
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