Desapégate de los sentidos. Sólo entonces brilla-
rá el Espíritu (Atma). La mente debe ser aleja-
da de sus amigos actuales, los sentidos, y hacer-
se leal a su amo, el intelecto. En términos sen-
cillos, el grano debe ser separado de la paja,
mediante el ejercicio de viveka (discernimien-
to). Cuando enciendes una lámpara y la tienes
en un cuarto con sus cinco ventanas abiertas,
el viento apagará la llama. Para mantener la
lámpara ardiendo firmemente, las ventanas de-
ben estar cerradas. Los sentidos son las venta-
nas; la llama es la mente, concentrada en el
único propósito de tomar conciencia de Dios.
¿Qué saben de esta dulzura los sentidos, diri-
gidos hacia afuera? Las ranas que saltan al-
rededor de la flor de loto no conocen la dul-
zura del néctar contenido en la flor. Sólo el
intelecto puede revelarte esa bienaventuran-
za. Fija tu deseo en cosas que pervivan y nu-
tran, en vez de en cosas que son vistosas pe-
ro a la vez corroen.
-BABA
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